Paraíso de la biodiversidad. Hambre. Explotación y prostitución infantiles. Maravillosos parques nacionales. Pobreza extrema. Todas estas realidades conviven simultáneamente en Madagascar: la isla más grande del continente africano y uno de los cuatro países más pobres de todo el mundo. Según datos de UNICEF, en Madagascar, la mitad de los menores de 18 años trabajan; apenas el 40% de los niños acude a la escuela primaria -un porcentaje que se reduce hasta el 5,6% en secundaria-; el 65,6% de las niñas son obligadas a casarse antes de cumplir los 18 años; y un escaso 1% de toda su población tiene acceso a los servicios de saneamiento básico.
La Fundación Paralelo 70 se ha centrado en la realidad de este país de contrastes para llevar a cabo su segundo proyecto: ‘Saffira’, un largometraje documental que se adentra en la actividad minera y mercantil, y su corrupción inherente, derivada de la venta de piedras preciosas a partir de las historias personales de sus protagonistas.
Manaby apenas tiene 13 años, pero ya es un niño fuerte. Palea la arena del lecho del río sobre un tamiz a la espera de que entre todas esas piedras de colores opacos aparezca un zafiro. Lleva haciendo esos mismos movimientos rítmicos un año, pero la piedra nunca aparece. A veces encuentran pequeños cristales con los que sólo pueden conseguir un plato de comida, otros días se acuestan sin comer.
«Trabajar en las minas de zafiro tiene una parte positiva y otra negativa, la positiva es poder encontrar piedras y así ganar dinero y la negativa es que cuando la tierra es mala, se puede derrumbar», explica en una mezcla perfecta de esperanza y resignación.
Georgina Carlús, cooperante de Paralelo 70, lleva prácticamente un año trabajando con las comunidades locales y recogiendo los testimonios de decenas de personas junto al fotógrafo y presidente de la Fundación, Fede Arcos. Ambos reconocen la necesidad de devolverles a todos ellos: mineros, intermediarios, mujeres, niños y niñas e incluso miembros de la Dinabe (una especie de mafia avalada por la población local) la generosidad y la confianza con la que todos les han abierto las puertas, de sus casas y de sus vidas.
«Era inconcebible recabar toda esa información de altísimo valor humano con la que grabar un largometraje y que no hubiera un retorno», afirma con contundencia Carlús. «Por ello, ‘Saffira’ está vinculado a tres proyectos de cooperación que empezarán a ejecutarse a comienzos del próximo año, coincidiendo con el rodaje del documental», continúa Arcos. Y concreta: «por un lado, un proyecto de obtención de actas de nacimiento, ya que sin ellas no es viable legalmente la escolarización de los niños y niñas. Por otro, la puesta en marcha de clases de alfabetización y educación básica para la población de Antsohamadiro, dirigidas tanto a menores (el colegio no cubre la demanda) como a adultos (la mayoría de los cuales son analfabetos). Y, por último, un proyecto medioambiental centrado en el reciclaje y sustitución de las pilas de mercurio utilizadas por los mineros de la zona para activar las luces de sus frontales y que, tiradas y acumuladas en los márgenes del río, suponen un alto riesgo de contaminación del agua de consumo».
Hoy, 28 de noviembre, y coincidiendo con el movimiento global Giving Tuesday, la Fundación activa su causa en la plataforma de crowdfunding Verkami para facilitar la contribución colectiva con este proyecto solidario: https://vkm.is/saffira
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